Su puesta en libertad está en consonancia con la nueva política del gobierno sobre integración extranjera anunciada hace unos días, según la cual los inmigrantes -sobre todo los de religión o cultura diferente- estarán obligados en el futuro a integrarse en la sociedad incluso sin ayuda estatal.
Deberán participar en cursos que tendrán que pagar de su bolsillo y quien no pase el examen pertinente perderá el derecho de residencia.
Así lo contempla la nueva directiva presentada la semana pasada por el primer ministro democristiano Piet Hein Donner, lo que supone nada menos que un adiós definitivo a la "idea de que Holanda es una sociedad multicultural", que domina desde hace años, explicó el jefe de gobierno.
Hay que hacer que sea reconocible la buena y antigua Holanda y que persista "esa Holanda que queremos transmitir a nuestros hijos y nietos". Un país, como le gusta decir a Wilders, "de Henk e Ingrid, y no de Ahmed y Fátima".
POR CÁ OS ILEGAIS TOMARAM O PAÍS.E NINGUÉM QUER SABER SEQUER QUANTOS SÃO.O PAÍS A SAQUE, OS PORTUGUESES A SEREM ASSASSINADOS EM CASA E NÃO RECONHECEM QUE IMPORTARAM A SUA GUERRA DE GUERRILHAS...
DEPOIS DA FORMA COMO DESCOLONIZARAM, COLONIZAM-NOS!E AINDA POR CIMA NOS OBRIGAM A PAGAR!!!
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