é proibido sabermos o que estamos a pagar
9 MAIO, 2018
rui a.
Segundo o senhor governador do Banco de Portugal, a lei não permite a divulgação dos devedores da Caixa Geral de Depósitos. Estranha legislação esta que não permite a divulgação dos devedores de um banco em riscos de falir, mas que autoriza e estimula a publicação de listas de devedores ao fisco. Se, em qualquer um dos casos, quem paga o pato são sempre os mesmos, os contribuintes, por que razão se proíbe a divulgação dos nomes dos primeiros quando é o próprio estado a promover a divulgação dos segundos? Ficará a pátria em perigo se os portugueses souberem a quem pertencem os calotes bancários que estão a pagar?
É A POLÍTICA "OLHOS NOS OLHOS" DO FACTO CONSUMADO E SE EU NÃO GOSTAR DO "PORTUGUÊS" DO LADO SOU RACISTA E XENÓFOBO E TALVEZ UM DIA DEVA SER INTERNADO NUM CAMPO DE REEDUCAÇÃO ORIENTADO PELO MAMADOU BA...
Thursday, May 10, 2018
FUI VÍTIMA DE USURPAÇÃO DE FUNÇÃO JUDICIAL POR UM "ÁRBITRO" DO CIMPAS
Quanto aos tribunais estes são órgãos do Estado dotados de independência, sendo estruturas complexas porque abrangem várias funções e agentes. Nessa altura, os anotadores até entendiam que os advogados e os magistrados do MºPº, bem como os oficiais de justiça, faziam parte dessa estrutura, num âmbito alargado. Restritamente, porém, a função identifica-se com o juiz, enquanto tal.
Assim, só aos tribunais incumbe administrar justiça, fazendo-o em nome do povo em geral.
Dizem os anotadores que " a usurpação de funções jurisdicionais pelas autoridades administrivas constitui um dos fundamentos típicos da invalidade dos actos administrativos, (por usurpação de poder)".
EVIDENTEMENTE COM A COLABORAÇÃO DE "BOAS" LEIS QUE DELEGAM A JUSTIÇA EM EMPREGADOS DAS SEGURADORAS... COMO "JUIZ" DURANTE 15 MINUTOS...ISTO SIM É QUE É UM EXCELENTE "ESTADO DE DIREITO" DA REPÚBLICA DE ADVOGADOS"!
Assim, só aos tribunais incumbe administrar justiça, fazendo-o em nome do povo em geral.
Dizem os anotadores que " a usurpação de funções jurisdicionais pelas autoridades administrivas constitui um dos fundamentos típicos da invalidade dos actos administrativos, (por usurpação de poder)".
EVIDENTEMENTE COM A COLABORAÇÃO DE "BOAS" LEIS QUE DELEGAM A JUSTIÇA EM EMPREGADOS DAS SEGURADORAS... COMO "JUIZ" DURANTE 15 MINUTOS...ISTO SIM É QUE É UM EXCELENTE "ESTADO DE DIREITO" DA REPÚBLICA DE ADVOGADOS"!
E PRONTOS CHEGOU A VEZ DO VÍTOR MATOS DIZER MAL DO TRUMP...
VÍTOR MATOS
EDITOR DE POLÍTICA
O mundo nas mãos de um homem que não lê
O TRUMP VAI LER O TEU ARTIGO DE CERTEZA ABSOLUTA.OU É PARA AMANSAR OS CORDEIRINHOS HABITUAIS?
E A MIM QUE NUNCA MAIS CHEGA POR ESCALA A OPORTUNIDADE DE SER ASSESSOR...
Nunca houve tantos portugueses a ganhar mais de 3000 euros
A MALTA DOS "GENERAIS" A MAIS ANDA TODA SATISFEITO POR OS TER SUBSTITUÍDO...CONTABILIZEM SÓ QUANTO CUSTA GOVERNAR LISBOA COM TANTO ELEITO E ASSESSOR E CONSULTOR...
A MALTA DOS "GENERAIS" A MAIS ANDA TODA SATISFEITO POR OS TER SUBSTITUÍDO...CONTABILIZEM SÓ QUANTO CUSTA GOVERNAR LISBOA COM TANTO ELEITO E ASSESSOR E CONSULTOR...
Wednesday, May 9, 2018
JUDEUS INIMPUTÁVEIS EM ATAQUES PREVENTIVOS...
Israel lança dezenas de mísseis contra posições iranianas na Síria
Estado de Minas
TUDO PORQUE TÊM AS COSTAS QUENTES DA ARÁBIA SAUDITA...
Estado de Minas
TUDO PORQUE TÊM AS COSTAS QUENTES DA ARÁBIA SAUDITA...
Tuesday, May 8, 2018
ATÉ OS JUDEUS SEFARDITAS DO NORTE DE ÁFRICA QUEREM TER NA MÃO ÓRGÃOS DE PROPAGANDA...
Drahi: "Nada mudará a minha confiança" na compra da Media Capital
Patrick Drahi veio a Portugal, onde, admitindo que não dependa de decisão sua, disse que nada mudará a confiança de que o negócio da compra da Media Capital pela Meo se vai concretizar. Reiterou ainda que a Altice vai contestar a multa da Comissão Europeia.
ENFIM AS DEPENDÊNCIAS AUMENTAM DIA A DIA PARA BENEFÍCIO DA CLASSE OPERÁRIA E CAMPONESA CLARO...
Patrick Drahi veio a Portugal, onde, admitindo que não dependa de decisão sua, disse que nada mudará a confiança de que o negócio da compra da Media Capital pela Meo se vai concretizar. Reiterou ainda que a Altice vai contestar a multa da Comissão Europeia.
ENFIM AS DEPENDÊNCIAS AUMENTAM DIA A DIA PARA BENEFÍCIO DA CLASSE OPERÁRIA E CAMPONESA CLARO...
A FALSIFICAÇÃO DA HISTÓRIA PELOS ESQUERDISTAS...E JÁ OUVI POR CÁ CITAREM ESTA URDIDURA...
Lo que Unamuno nunca le dijo a Millán Astray
Un historiador salmantino refuta el relato oficial del famoso enfrentamiento del 12 de octubre de 1936 y documenta cómo se construyó el mito sobre el discurso del rector
SERGIO DEL MOLINO
Zaragoza 8 MAY 2018 - 19:17 CEST
Unamuno, con barba, saliendo del Paraninfo de la Universidad de Salamanca tras el enfrentamiento con Millán Astray, el 12 de octubre de 1936.
“Este es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho”. Según la historia que varias generaciones de españoles han aprendido, así terminó Miguel de Unamuno su interpelación al general José Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Así se redimió el intelectual vasco de su apoyo a los golpistas, y así se convirtió en símbolo de la democracia contra la dictadura, la civilización contra la barbarie y el bien contra el mal. Cómo no emocionarse ante el sabio anciano encarándose contra la bestialidad del general mutilado. Sus palabras son parte de la mitología española, un evangelio de valentía cívica ante el que solo cabe aplaudir con reverencia.
Tal vez los más perspicaces han supuesto siempre que aquel discurso estaba embellecido y retocado para la posteridad. Ha habido biógrafos de Unamuno, como el matrimonio Rabaté, Colette y Jean-Claude, autores de una monografía monumental y canónica, que ya señalaron que el relato de los sucesos del paraninfo se tomaba “muchas libertades” y obedecía “a una voluntad de dramatizar los hechos con todos los ingredientes indispensables para su teatralización”. Los Rabaté identificaron al autor de esta versión popular, quitándole mucho crédito. Ahora, el historiador Severiano Delgado, bibliotecario de la Universidad de Salamanca, ha reconstruido paso a paso cómo se formó esta leyenda y ha dibujado una escena plausible de lo que realmente pudo suceder aquella mañana, basándose en los testimonios de quienes lo presenciaron.
Es imposible reconstruir las palabras de Unamuno porque, aunque el acto se retransmitió por la radio, el rector habló sin micrófono y no se registró su intervención, pero Delgado cree que se pueden acotar los temas que abordó y el tono en que los expuso a partir de tres testimonios presenciales publicados: el de Eugenio Vegas Latapié, dirigente de Renovación Española; el de José Pérez-López Villamil, psiquiatra de Millán Astray, y el de Esteban Madruga, vicerrector (este último, recogido por Emilio Salcedo, el primer biógrafo de Unamuno). Todos se alejan del relato inventado de Luis Portillo.
“MUERA LA INTELECTUALIDAD TRAIDORA”
Basándose en los pocos testigos del acto que escribieron su testimonio, Severiano Delgado ha reconstruido aquel 12 de octubre de 1936. Fue una mención de Unamuno a José Rizal, héroe de la independencia de Filipinas, lo que provocó la ira de Millán Astray, que era veterano de aquella guerra y no soportaba que se citase como ejemplo de hispanidad a quien consideraba un enemigo. “¡Muera la intelectualidad traidora!” fue lo que gritó, según Delgado, a lo que siguió un tumulto de voces entre las que destacó la del profesor Ramón Bermejo, que dijo: “Aquí estamos en la casa de la inteligencia”. Millán Astray zanjó el barullo ordenando a Unamuno que acompañara a la mujer de Franco, Carmen Polo, a la salida. No hubo réplica ni solemnidad, tampoco armas encañonando al rector. La reunión se disolvió entre gritos y fanfarronadas.
Estos testimonios permiten a Delgado afirmar que ni Millán Astray gritó “¡muera la inteligencia!” ni Unamuno le interpeló con prosodia y dignidad: “Fue un acto brutalmente banal, donde se dieron cuatro voces y se despidieron a la salida, un tumulto habitual en discursos y charlas de los años treinta, donde la gente se exaltaba con facilidad. Se ha exagerado muchísimo el dramatismo de lo que sucedió allí”, cuenta. Una posible prueba de que Unamuno no lo vivió como algo trascendente fue que, al terminar, siguió su rutina diaria y apareció por el casino para tomar café después de comer, como siempre. “Allí, algunos contertulios le insultaron y abuchearon —relata el historiador—, produciéndose una situación muy tirante, hasta que su hijo Rafael, avisado telefónicamente por alguien, se presentó en el casino para proteger a su padre y llevarlo a casa. En esos momentos es cuando, probablemente, Unamuno se dio cuenta de que el incidente del paraninfo había tenido más repercusión de la que él pensaba”.
Todo empezó, según Delgado (que lleva años investigando la figura de Unamuno en Salamanca), en 1941, un lustro después del incidente. Luis Portillo era un joven profesor de Salamanca que participó en la guerra en el bando republicano y se exilió en Londres. Había coincidido con Unamuno en la universidad, pero ya no estaba allí el 12 de octubre. Tuvo noticias de lo sucedido a través de la prensa francesa y de la republicana, que refirieron todo de oídas, sin ningún testimonio presencial. Desde enero de 1937 se hablaba de un enfrentamiento épico entre el filósofo y el fascista, en textos tan entusiastas como poco fiables. Mientras, en la prensa franquista, todo era silencio.
En 1941, Portillo colaboraba con el servicio exterior de la BBC, junto a otro español, Arturo Barea, y en contacto con un gran conocedor de España y muy sensible a la causa de los exiliados republicanos, George Orwell. Fue este último quien puso a ambos en contacto con el prestigioso crítico Cyril Connelly, quien a su vez les encargó dos relatos para la revista literaria que dirigía, Horizons. Barea entregó un capítulo de las memorias que estaba escribiendo (que titularía La forja de un rebelde), y Portillo compuso una narración ficticia del acto del 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de Salamanca. Ambas fueron traducidas al inglés por Ilse Barea, la mujer de Arturo. El texto de Portillo se titulaba Unamuno’s Last Lecture. “El relato tiene una clara intención literaria, no historiográfica”, explica Delgado. “Portillo no intenta describir objetivamente el acto del paraninfo, al que no asistió, sino hacer una recreación literaria destinada a subrayar la brutalidad de Millán Astray, con Unamuno en el papel del valiente que se atreve a enfrentarse al infame militar”.
Allí están todos los elementos canónicos: el discurso de Millán Astray con su “¡muera la inteligencia!”, la dignidad soberbia del sabio y la escenografía fascista y asfixiante (un retrato en sepia de Franco presidiendo la sala y el público gritando “España, una, grande y libre”).
“Portillo acomodó la escenografía a la imagen difundida por el cine y la prensa ya concluida la Guerra Civil. En realidad, el paraninfo no estaba presidido por un retrato sepia de Franco, quien había sido elegido jefe del Estado unos días antes, ni se dieron los que en el franquismo se llamaban los gritos de rigor. Y el discurso que Portillo puso en boca de Millán Astray es de su propia invención (de Portillo) de arriba abajo”.
El de Unamuno también es una invención, pero al menos está sostenida por lo que Portillo conocía del personaje, a quien había tratado y leído. Eran cosas que había dicho de alguna u otra forma en otros sitios. Por ejemplo, la frase de “venceréis pero no convenceréis”, que Unamuno pronunció en otras ocasiones y que debió de ser más o menos así: “Tenéis que tener en cuenta que vencer no es convencer y conquistar no es convertir”.
Aquel relato se publicó en una revista literaria, con clara intención literaria, destinada a un público muy minoritario, por lo que apenas nadie se enteró. Sin embargo, en 1953, Cyril Connolly lo volvió a publicar en una antología de los mejores artículos de Horizon, que se tituló The Golden Horizon. Un ejemplar de ese volumen cayó en manos de un joven investigador que estaba escribiendo una monografía sobre la Guerra Civil llamado Hugh Thomas. Su obra se tituló The Spanish Civil War (1961), y en ella incluyó el relato de Portillo prácticamente sin retocar, con retrato en sepia y gritos franquistas incluidos, tomándolo por una crónica veraz.
El libro de Thomas tuvo un éxito enorme, y a él se debe la popularización de la historia de Portillo como narración oficial. “Ese relato ha tenido como consecuencia que todavía en nuestros días se siga considerando el discurso de Unamuno escrito por Luis Portillo como palabras textuales del rector de Salamanca”, lamenta Delgado, quien cree que “es imposible reconstruir la literalidad del discurso pronunciado por Miguel de Unamuno”, en el que, según los testigos citados, el rector criticó que las mujeres salmantinas acudieran a los fusilamientos, entre otras cosas. “La prensa local salmantina del día siguiente no hizo más que vagas referencias a su intervención, aunque reprodujo con amplitud las del resto de los oradores”.
Toda la investigación de Severiano Delgado se basa en documentos digitalizados de acceso gratuito en bibliotecas y archivos, “por lo que cualquiera puede comprobarlo desde su casa”.
ENTRETANTO ESTOU À ESPERA (SENTADO) PELO LIVRO "AS MULHERES DO CUNHAL"... OU VÁ LÁ "OS HOMENS DA CATARINA EUFÉMIA"...
Un historiador salmantino refuta el relato oficial del famoso enfrentamiento del 12 de octubre de 1936 y documenta cómo se construyó el mito sobre el discurso del rector
SERGIO DEL MOLINO
Zaragoza 8 MAY 2018 - 19:17 CEST
Unamuno, con barba, saliendo del Paraninfo de la Universidad de Salamanca tras el enfrentamiento con Millán Astray, el 12 de octubre de 1936.
“Este es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho”. Según la historia que varias generaciones de españoles han aprendido, así terminó Miguel de Unamuno su interpelación al general José Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Así se redimió el intelectual vasco de su apoyo a los golpistas, y así se convirtió en símbolo de la democracia contra la dictadura, la civilización contra la barbarie y el bien contra el mal. Cómo no emocionarse ante el sabio anciano encarándose contra la bestialidad del general mutilado. Sus palabras son parte de la mitología española, un evangelio de valentía cívica ante el que solo cabe aplaudir con reverencia.
Tal vez los más perspicaces han supuesto siempre que aquel discurso estaba embellecido y retocado para la posteridad. Ha habido biógrafos de Unamuno, como el matrimonio Rabaté, Colette y Jean-Claude, autores de una monografía monumental y canónica, que ya señalaron que el relato de los sucesos del paraninfo se tomaba “muchas libertades” y obedecía “a una voluntad de dramatizar los hechos con todos los ingredientes indispensables para su teatralización”. Los Rabaté identificaron al autor de esta versión popular, quitándole mucho crédito. Ahora, el historiador Severiano Delgado, bibliotecario de la Universidad de Salamanca, ha reconstruido paso a paso cómo se formó esta leyenda y ha dibujado una escena plausible de lo que realmente pudo suceder aquella mañana, basándose en los testimonios de quienes lo presenciaron.
Es imposible reconstruir las palabras de Unamuno porque, aunque el acto se retransmitió por la radio, el rector habló sin micrófono y no se registró su intervención, pero Delgado cree que se pueden acotar los temas que abordó y el tono en que los expuso a partir de tres testimonios presenciales publicados: el de Eugenio Vegas Latapié, dirigente de Renovación Española; el de José Pérez-López Villamil, psiquiatra de Millán Astray, y el de Esteban Madruga, vicerrector (este último, recogido por Emilio Salcedo, el primer biógrafo de Unamuno). Todos se alejan del relato inventado de Luis Portillo.
“MUERA LA INTELECTUALIDAD TRAIDORA”
Basándose en los pocos testigos del acto que escribieron su testimonio, Severiano Delgado ha reconstruido aquel 12 de octubre de 1936. Fue una mención de Unamuno a José Rizal, héroe de la independencia de Filipinas, lo que provocó la ira de Millán Astray, que era veterano de aquella guerra y no soportaba que se citase como ejemplo de hispanidad a quien consideraba un enemigo. “¡Muera la intelectualidad traidora!” fue lo que gritó, según Delgado, a lo que siguió un tumulto de voces entre las que destacó la del profesor Ramón Bermejo, que dijo: “Aquí estamos en la casa de la inteligencia”. Millán Astray zanjó el barullo ordenando a Unamuno que acompañara a la mujer de Franco, Carmen Polo, a la salida. No hubo réplica ni solemnidad, tampoco armas encañonando al rector. La reunión se disolvió entre gritos y fanfarronadas.
Estos testimonios permiten a Delgado afirmar que ni Millán Astray gritó “¡muera la inteligencia!” ni Unamuno le interpeló con prosodia y dignidad: “Fue un acto brutalmente banal, donde se dieron cuatro voces y se despidieron a la salida, un tumulto habitual en discursos y charlas de los años treinta, donde la gente se exaltaba con facilidad. Se ha exagerado muchísimo el dramatismo de lo que sucedió allí”, cuenta. Una posible prueba de que Unamuno no lo vivió como algo trascendente fue que, al terminar, siguió su rutina diaria y apareció por el casino para tomar café después de comer, como siempre. “Allí, algunos contertulios le insultaron y abuchearon —relata el historiador—, produciéndose una situación muy tirante, hasta que su hijo Rafael, avisado telefónicamente por alguien, se presentó en el casino para proteger a su padre y llevarlo a casa. En esos momentos es cuando, probablemente, Unamuno se dio cuenta de que el incidente del paraninfo había tenido más repercusión de la que él pensaba”.
Todo empezó, según Delgado (que lleva años investigando la figura de Unamuno en Salamanca), en 1941, un lustro después del incidente. Luis Portillo era un joven profesor de Salamanca que participó en la guerra en el bando republicano y se exilió en Londres. Había coincidido con Unamuno en la universidad, pero ya no estaba allí el 12 de octubre. Tuvo noticias de lo sucedido a través de la prensa francesa y de la republicana, que refirieron todo de oídas, sin ningún testimonio presencial. Desde enero de 1937 se hablaba de un enfrentamiento épico entre el filósofo y el fascista, en textos tan entusiastas como poco fiables. Mientras, en la prensa franquista, todo era silencio.
En 1941, Portillo colaboraba con el servicio exterior de la BBC, junto a otro español, Arturo Barea, y en contacto con un gran conocedor de España y muy sensible a la causa de los exiliados republicanos, George Orwell. Fue este último quien puso a ambos en contacto con el prestigioso crítico Cyril Connelly, quien a su vez les encargó dos relatos para la revista literaria que dirigía, Horizons. Barea entregó un capítulo de las memorias que estaba escribiendo (que titularía La forja de un rebelde), y Portillo compuso una narración ficticia del acto del 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de Salamanca. Ambas fueron traducidas al inglés por Ilse Barea, la mujer de Arturo. El texto de Portillo se titulaba Unamuno’s Last Lecture. “El relato tiene una clara intención literaria, no historiográfica”, explica Delgado. “Portillo no intenta describir objetivamente el acto del paraninfo, al que no asistió, sino hacer una recreación literaria destinada a subrayar la brutalidad de Millán Astray, con Unamuno en el papel del valiente que se atreve a enfrentarse al infame militar”.
Allí están todos los elementos canónicos: el discurso de Millán Astray con su “¡muera la inteligencia!”, la dignidad soberbia del sabio y la escenografía fascista y asfixiante (un retrato en sepia de Franco presidiendo la sala y el público gritando “España, una, grande y libre”).
“Portillo acomodó la escenografía a la imagen difundida por el cine y la prensa ya concluida la Guerra Civil. En realidad, el paraninfo no estaba presidido por un retrato sepia de Franco, quien había sido elegido jefe del Estado unos días antes, ni se dieron los que en el franquismo se llamaban los gritos de rigor. Y el discurso que Portillo puso en boca de Millán Astray es de su propia invención (de Portillo) de arriba abajo”.
El de Unamuno también es una invención, pero al menos está sostenida por lo que Portillo conocía del personaje, a quien había tratado y leído. Eran cosas que había dicho de alguna u otra forma en otros sitios. Por ejemplo, la frase de “venceréis pero no convenceréis”, que Unamuno pronunció en otras ocasiones y que debió de ser más o menos así: “Tenéis que tener en cuenta que vencer no es convencer y conquistar no es convertir”.
Aquel relato se publicó en una revista literaria, con clara intención literaria, destinada a un público muy minoritario, por lo que apenas nadie se enteró. Sin embargo, en 1953, Cyril Connolly lo volvió a publicar en una antología de los mejores artículos de Horizon, que se tituló The Golden Horizon. Un ejemplar de ese volumen cayó en manos de un joven investigador que estaba escribiendo una monografía sobre la Guerra Civil llamado Hugh Thomas. Su obra se tituló The Spanish Civil War (1961), y en ella incluyó el relato de Portillo prácticamente sin retocar, con retrato en sepia y gritos franquistas incluidos, tomándolo por una crónica veraz.
El libro de Thomas tuvo un éxito enorme, y a él se debe la popularización de la historia de Portillo como narración oficial. “Ese relato ha tenido como consecuencia que todavía en nuestros días se siga considerando el discurso de Unamuno escrito por Luis Portillo como palabras textuales del rector de Salamanca”, lamenta Delgado, quien cree que “es imposible reconstruir la literalidad del discurso pronunciado por Miguel de Unamuno”, en el que, según los testigos citados, el rector criticó que las mujeres salmantinas acudieran a los fusilamientos, entre otras cosas. “La prensa local salmantina del día siguiente no hizo más que vagas referencias a su intervención, aunque reprodujo con amplitud las del resto de los oradores”.
Toda la investigación de Severiano Delgado se basa en documentos digitalizados de acceso gratuito en bibliotecas y archivos, “por lo que cualquiera puede comprobarlo desde su casa”.
ENTRETANTO ESTOU À ESPERA (SENTADO) PELO LIVRO "AS MULHERES DO CUNHAL"... OU VÁ LÁ "OS HOMENS DA CATARINA EUFÉMIA"...
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