“Las mujeres amagaron con tirar a los niños al agua”
La Delegación del Gobierno de Melilla difunde un vídeo para probar la agresividad de los inmigrantes
Con tal de garantizarse su entrada en Melilla los inmigrantes subsaharianos que llegan por mar han cambiado su forma de actuar. “En su ánimo por forzar a toda costa la entrada de la patera en Melilla [sus pasajeros] amenazaron, mediante gestos inequívocos, a la Guardia Civil con tirar a los menores de más corta edad al agua”, según denunció, el 5 de julio, una nota de la Delegación del Gobierno en la ciudad. “Resulta un detalle escabroso (…), pero creemos que debe hacerse público”, añadía.
Tres semanas después la delegación dio un paso más al difundir por primera vez fotos y un vídeo de otra patera, que llegó el 22 de julio a Melilla, con seis varones, tres mujeres y tres menores. “Sus ocupantes utilizaron bidones de gasolina y a los niños como amenaza para paralizar los intentos de interceptación por parte de la Guardia Civil”, señaló la delegación en el texto que acompaña las imágenes.
“Las mujeres amenazaron con arrojar a los niños al agua si la Guardia Civil se acercaba o interceptaba la patera, mientras que los hombres, con el mismo objetivo, desafiaron a los agentes con prender fuego a la embarcación con la gasolina”, añadía la delegación. “En las últimas fechas se han producido en Melilla varios casos similares”, concluía.
En el vídeo se oye a un inmigrante gritar en francés: “Atención, tenemos a los niños” mientras el cuerpo de un bebé es colocado fueraborda, pero sujetado con los brazos. Este chantaje emocional por parte de los “sin papeles” se explica, probablemente, por las experiencias que han sufrido estos últimos meses pateras que, pese a estar surcando las aguas de Melilla, fueron interceptadas y remolcadas por el instituto armado hasta aguas marroquíes.
Sus ocupantes fueron entregados a la Gendarmería, según denunciaronONG locales como Prodein, que encabeza en Melilla José Palazón, y la Asociación Pro Derechos Humanos de José Alonso.
Mohamed Camara, de 18 años, de Guinea Conakry, contó el 21 de marzo a este corresponsal como dos días antes, pese a estar a menos de 30 metros de la costa de Melilla, la Guardia Civil trasladó a los pasajeros del pequeño pesquero en el que navegaba a una de sus zodiacs y, por pequeños grupos, los fue depositando en el muelle marroquí. El delegado del Gobierno en la ciudad, Abdelmalik el Barkani, siempre ha negado estas prácticas que, de ser ciertas, serían ilegales.