La crisis del euro
España concentra un tercio de la exposición de la banca en Portugal
Las entidades españolas tienen 75.000 millones de activos en la economía lusa
ALEJANDRO BOLAÑOS - Madrid - 13/12/2010
No va más. Con el cierre del ejercicio a la vuelta de la esquina, los gestores de los grandes fondos, los que tiran del carro de los mercados, hacen números. La inmensa mayoría ha alcanzado, de sobra, sus objetivos de ganancias, y esconden las garras. El mercado de deuda pública europea, su zona de campeo predilecta en los últimos meses, recobra la calma a duras penas, tras el reciente rescate de la UE a Irlanda. Pero la incógnita sobre si Portugal será la siguiente en la lista, tras Grecia (mayo) e Irlanda (noviembre) queda sin despejar. Y es una duda preocupante para la economía española, en especial para bancos y cajas.
El riesgo español se centra en la deuda de empresas y familias portuguesas
Las entidades francesas y alemanas son las que más tenían que perder con una reestructuración de la deuda griega (alargar los plazos de los pagos o condonar parte del dinero). En Irlanda, los bancos británicos y alemanes eran los más expuestos. Pero en ningún caso los riesgos están tan concentrados como en Portugal: un tercio de los activos (préstamos, títulos de deuda, imposiciones a plazo, acciones, líneas de crédito, derivados y garantías) es de bancos y cajas españolas, con compromisos por 74.300 millones de euros (98.300 millones de dólares).
El dato es del final del segundo trimestre y se recoge en el último balance del Banco Internacional de Pagos, que la institución publica hoy. El organismo que reúne a los principales bancos centrales del mundo recopila los datos ofrecidos por los bancos de 30 países y plazas financieras. Y permite así hacer un retrato bastante fiel de los intereses de la banca internacional en cada país, solo matizado por alguna ausencia notable, como la de las entidades chinas.
Las cifras hacen referencia a la exposición a toda la economía de cada país, no solo al sector público. De hecho, las entidades españolas apenas poseen un 20% de los 33.200 millones en títulos del sector público portugués que los bancos internacionales dicen poseer. Es, por ejemplo, una posición similar a la de las entidades alemanas e inferior a la francesa.
Algo similar ocurre con los activos en el sector financiero portugués, donde alemanes y franceses tienen más activos comprometidos. El grueso de la exposición de los bancos y cajas españoles está en lo que el Banco Internacional de Pagos califica como "sector privado no financiero": en las empresas y familias portuguesas, donde el valor de los activos supera los 47.000 millones de euros.
Al haber concentrado sus intereses en empresas y familias, los bancos y cajas españoles estarían más cubiertos de los efectos inmediatos de una nueva andanada de los mercados sobre Portugal: la devaluación de los títulos de deuda pública y la eventual reestructuración de entidades financieras. Pero no del parón económico asociado a un hipotético plan de rescate (y a los ajustes fiscales ya en marcha), que darán otro empujón a la morosidad de empresas y familias. Aun así los daños serían controlables: el riesgo asociado a Portugal equivale al 6% de la exposición internacional de la banca española, y al 5% del PIB español.
Y, si finalmente los mercados fuerzan un rescate de Portugal, los bancos y cajas españoles tendrán una preocupación más acuciante. La presión de los inversores sobre la deuda pública española deja claro quién sería el siguiente. Como poco, ha convencido al propio Banco Internacional de Pagos, que solo detalla esta información -y solo desde hace un año- para cuatro países (Portugal, Irlanda, Grecia y España), los mismos que la prensa anglosajona puso en el disparadero con el apelativo de PIGS (en inglés, cerdos).