AMÉRICA LATINA
Guatemala detiene y reprime con violencia a la Caravana Migrante hondureña
9.000 personas salieron el viernes desde la estación de buses de San Pedro Sula hacia la frontera con Guatemala. Al llegar, los migrantes fueron atacados a palos y con bombas lacrimógenas por miembros del Ejército de Guatemala
Las fuerzas de seguridad de Guatemala han detenido y reprimido violentamente este domingo a la Caravana Migrante compuesta por miles de hondureños, que pretenden llegar a México y posteriormente a Estados Unidos en busca del sueño americano.
Los migrantes han sido atacados a palos y con bombas lacrimógenas por miembros del Ejército de Guatemala cuando han intentado avanzar en una carretera al oeste del país, donde permanecen varados desde la noche del sábado, informa Efe.
El Instituto Guatemalteco de Migración ha confirmado a periodistas que "se reportan varias personas heridas", incluido su personal, miembros del Ejército de Guatemala y migrantes hondureños, aunque sin más detalles por el momento.
Este nuevo éxodo masivo de personas migrantes de Honduras busca huir de la violencia, el hambre, la miseria, los desastres naturales y la desigualdad que asola este país centroamericano. Nada cambió respecto al 2018 cuando más de 7.000 personas conformaron la primera Caravana Migrante en dirección a EEUU buscando el sueño de mejorar sus vidas. Ni el coronavirus, ni la masiva presencia policial y militar, ni las advertencias de EEUU de que las fronteras están "vigiladas" han logrado evitar que 9.000 personas salieran caminando el 15 de enero en distintos grupos desde la estación de buses de San Pedro Sula hacia la frontera con Guatemala.
En el país vecino, el Gobierno de Guatemala había decretado un día antes el Estado de Prevención en siete departamentos con una veintena de puntos de control migratorio y cientos de agentes policiales y soldados. Sin embargo, la desesperación por dejar atrás una vida de pobreza en la que muchas personas lo perdieron todo tras las tormentas tropicales de ETA e IOTA del pasado año ha sido más fuerte que cualquier retén. Militares con palos trataban de impedir en una carretera de Vado Hondo, en Guatemala, que un grupo de 3.500 migrantes siguiera su camino hacia Tecún Umán, en la frontera con México. Sin embargo, muchos de ellos comenzaron a correr y rebasaron completamente el control militar, tal como ha ido sucediendo en distintos puntos del país.
Según informó el Instituto Guatemalteco de Migración, poco después, fuerzas de seguridad detuvieron nuevamente el flujo migratorio, con el fin de solicitar a las miles de personas migrantes los requisitos para transitar legalmente por el país: documento de identidad o pasaporte y una prueba PCR negativa de coronavirus. El propio Director General de Migración, Guillermo Díaz, se acercó a los migrantes, acompañado de agentes de la Policía, para advertirles de que "es imposible que puedan continuar su ruta. Ya pudieron probar y no fue posible pasar y quienes lo lograron, ya fueron detenidos allá adelante". Por ello, les invitó "por favor, a que regresen a su lugar de origen", para lo cual "tenemos camiones y autobuses".
La respuesta de las personas migrantes fue unánime y se negaron a regresar a Honduras: "nunca", contestó una de ellas, mientras que un hombre gritó que "estamos muriendo de hambre". Ante la negativa, el Director de Migración les avisó de que "tenemos más de 20 puestos de control de acá para Tecún Umán" y "no es posible" que continúen su marcha, por lo que "les invito a que entiendan, comprendan y razonen que no es posible seguir", aunque "entendemos su necesidad y sus problemas".
"SOLO DEJÉNNOS PASAR POR SU PAÍS, ES LO ÚNICO"
"Solo déjennos pasar por su país, es lo único", le contestó otro migrante, mientras un agente de Policía les invitaba a "colaborar" y a apartarse hacia un lado de la carretera para dejar libre la circulación de vehículos. Por su parte, una trabajadora del Ministerio de Salud, altavoz en mano, trataba lo imposible: que las personas migrantes mostraran en Migración su prueba negativa de coronavirus para poder transitar por Guatemala: "Escuchen, por favor, resulta que deben presentar su prueba de PCR por protocolos del Ministerio de Salud, ya que, así como ustedes en su país tienen su protocolo de acción, aquí también para saber si son o no positivos de Covid".
De este modo, la trabajadora de Salud, ataviada con un gorro quirúrgico y doble mascarilla, trataba en vano de convencer a miles de personas para que mostraran su prueba, teniendo en cuenta que "tenemos que resguardar nuestro país". Sus palabras fueron recibidas con gritos de las personas migrantes para que les dejaran continuar su trayecto, debido a que "solo estamos de pasada" por Guatemala, tal como le recordó una mujer: "sí, mi amor, pero tienen que pasar todo el país y, por ello, tiene que entrar legalmente", le respondió amablemente la trabajadora de Salud. Sin embargo, esa misma migrante recalcó que "yo no quiero volver allá", en referencia a Honduras "y nos vamos a quedar aquí todos si no nos dejan pasar y, si matan a un niño, va a ser su conciencia". Precisamente, en la Caravana, cuyo primer grupo de 3.500 migrantes entró a Guatemala a horas de la madrugada del viernes al sábado por la frontera de El Florido, viajan muchísimas familias con bebés y niños y niñas de muy corta edad a quienes llevan a hombros o en destartalados carritos con la esperanza de ofrecerles una vida mejor alejada de las pandillas que disputan el territorio en diferentes barrios y que causan miles de muertos cada año.
El propio Director General de Migración ha reconocido que es "muy difícil" manejar este movimiento migratorio "totalmente irregular" que sobrepasa en más de 2.000 personas a la Caravana de octubre de 2018, que sí logró llegar a Tijuana, en la frontera entre México y EEUU, donde muchas de ellas consiguieron saltar el muro que separa ambos países tras más de un mes de travesía.
Ante tal situación en la que miles de personas migrantes han conseguido sortear los controles policiales y militares, el Gobierno de Guatemala ha emitido un comunicado en el que ha hecho un llamado a las autoridades hondureñas para "contener la salida masiva de sus habitantes". Asimismo, el Ejecutivo de Alejandro Giammattei ha lamentado la "transgresión a la soberanía nacional" de la Caravana en la que "algunos grupos han violentado la normativa vigente y lograron pasar a nuestro territorio, violando las disposiciones legales" en plena pandemia del Coronavirus, que ha provocado en el país la muerte de más de 5.000 personas desde marzo del pasado año.
FUERTE DISPOSITIVO POLICIAL Y DE LA GUARDIA NACIONAL EN MÉXICO
Por su parte, México, al igual que hizo en enero de 2020 cuando logró desarticular otra Caravana Migrante en el Estado de Chiapas, ha desplegado un gran dispositivo policial y de la Guardia Nacional en Ciudad Hidalgo, fronteriza con Tecún Umán (Guatemala) y solo separada por el Río Suchiate, que presenta actualmente un bajo caudal, por lo que es posible pasarlo a pie sin usar las tradicionales balsas. El Comisionado del Instituto Nacional de Migración de México, Francisco Garduño, visitó a los policías y guardias nacionales que desfilaron ante él y que tratarán de impedir el paso del éxodo hondureño: "tenemos que garantizar en nuestro territorio nacional una migración ordenada, segura y regular", señaló, al tiempo que llamó al personal a "ir en contra de los que se aprovechan de las necesidades de las personas migrantes y en contra de los cínicos que fomentan la migración irregular y principalmente a los sicarios que hacen de esta migración una forma de vida".
Precisamente, en El Salvador fueron detenidos dos hombres acusados de organizar una caravana de migrantes a EEUU a través de diferentes grupos de WhatsApp y beneficiarse económicamente de esa actividad, según informó la Fiscalía General de ese país, que detalló que ambos serán acusados de tráfico ilegal de personas de forma masiva.
La nueva Caravana Migrante de Honduras fue convocada en un momento en el que Donald Trump, que desde el primer día criminalizó estos éxodos masivos, se encuentra ya haciendo las maletas de la Casa Blanca. Mientras, la atención mediática en ese país se encuentra centrada en garantizar la seguridad del acto de toma de posesión del nuevo Presidente de EEUU, Joe Biden, quien ha prometido cambios en la política migratoria. Ello supone una esperanza para muchas personas migrantes de Honduras, que han iniciado su largo camino con la esperanza de que Biden les abra las puertas y les permita vivir en su país. Antes de alcanzar la frontera, tendrán que evadir los numerosos puestos de control policial de Guatemala y esperar que México no impida su paso lanzándoles gas y deportándoles como sucedió en enero de 2020. Posteriormente, hubo una segunda Caravana en octubre, que fue desarticulada en Guatemala y la última, en diciembre del pasado año, ni siquiera logró salir de Honduras, aunque la cantidad de migrantes era muy inferior.