En las últimas 48 horas, una turba de vecinos de Ponticelli, en la periferia oriental de Nápoles, ha reducido a cenizas cinco campamentos gitanos. Los mal llamados nómadas -apenas un 5% de zíngaros lo son, y éstos llevaban años en Ponticelli- habían huido de sus casas escoltados por la policía ante las amenazas.
El detonante del asalto fue la noticia de que una muchacha rumana de 16 años había intentado secuestrar a un bebé. La multitud lanzó piedras y cócteles molótov, se armó con barras de hierro y sembró el terror entre niños y adultos de las chabolas. Uno de ellos declaró ayer en televisión: "No sabemos a dónde ir. Si vamos a Roma o a Venecia no cambiará nada, allí nos cazarán igual".
LEMBREM-SE SRS DOS BONS ACOLHIMENTOS QUE A MALTA É DO 8 OU 80.E QUE NO 80 A BARBÁRIE VEM COM MUITA FACILIDADE...